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UGT EMASESA

En 1965  uno de los primeros grupos  españoles de rock, Los Sirex, popularizaron una pegadiza canción que comenzaba con la siguiente estrofa “si yo tuviera una    escoba” y finalizaba con otra que decía “cuantas cosas barrería”.

Han pasado sesenta años desde entonces, y aunque es indudable que en este tiempo se han barrido  muchas cosas, también lo es que no  todas las necesarias, y a esas que aún persistían, se les han unido otras cosas indeseables que han contribuido a manchar el espacio común que  todos y todas compartimos.

En la mayoría de las casas se hace periódicamente una limpieza general en la que se adecenta lo que se ve y lo que no se ve, el salón y los rincones del sótano y en la que además de dejarlo todo reluciente, se tira todo lo inservible.

Esto es una práctica común en la esfera privada, en nuestras casas, y también sería una buena práctica en la esfera pública, en las instituciones, en las organizaciones y en las empresas.

Los Sirex en su canción decían “Primero, lo que haría yo primero, barrería yo el dinero, que es la  causa y el motivo ay, de tanto desespero”. Si tuviéramos una   escoba, igualmente nos ocuparíamos del dinero. La utilizaríamos para evitar que en nombre de la estabilidad presupuestaria y la contención del gasto se perpetren tantos desafueros, para evitar que unos pocos se sigan enriqueciendo, mientras otros a consecuencia de una austeridad mal entendida no pueden mantener su nivel adquisitivo y  para evitar que otros muchos se sigan hundiendo directamente en la pobreza, porque si tienen trabajo su salario ha descendido tanto que ya no les permite atender a sus necesidades básicas, o ni siquiera tienen un puesto de trabajo ni perspectivas de tenerlo.

La canción seguía diciendo: “Segundo, lo que haría yo segundo, barrería bien profundo, todas cuantas cosas sucias se ven por los bajos mundos”. Nos seguimos apuntando a barrer esas cosas   sucias que invaden los bajos y los altos mundos. La tarea no es pequeña, hay que eliminar de plano, entre otras cosas, la desigualdad, que es la que genera que se condene a tanta gente a no tener una vida digna, simplemente  porque tienen otros valores, otro color, otros rasgos fisonómicos, otra orientación sexual, otra religión, otras creencias, son de otros países, o son sencillamente        pobres.

Ya que estamos y tenemos, al   menos hipotéticamente la escoba en la mano, vamos a proseguir con la limpieza en EMASESA. ¿Qué  barreríamos? ¡No asustarse!, que no pensamos liarnos a escobazos con ninguna de las personas que trabajan en la empresa. Somos partidarios de enfocar este asunto barriendo actitudes y comportamientos que enturbian el día a día, hacen ineficaces muchas de las tareas que acometemos e impiden el avance y la modernidad de la empresa.

Al grano. Barreríamos la incompetencia, que permite que amparándose en la posición orgánica que se ocupa, se tomen decisiones equivocadas o incorrectas, y ¡aquí no ha pasado nada! Barreríamos, en relación con lo anterior, las    diferentes varas de medir utilizadas. Barreríamos la idea extendida de que hay que “tener un carnet” expedido por no se sabe quién, o sí sabe pero no se verbaliza, que te identifica como perteneciente a “la EMASESA profunda”, al colectivo más selecto de la empresa”. Barreríamos las  diferencias no explicitas, pero si presentes en el día a día, entre las personas pertenecientes a los diferentes grupos  profesionales, o que perteneciendo al mismo ocupan categorías  laborales diferentes. Barreríamos cualquier atisbo de desigualdad, sea cual sea el ámbito en el que se produzca.  Barreríamos la discrecionalidad y la arbitrariedad a la hora de tomar decisiones que afectan a la vida personal y profesional de quienes trabajamos en la empresa. Barreríamos los intentos continuos de subvertir el modelo colectivo de relaciones laborales para dar cabida a un sistema en el que primen las relaciones individuales, en las que sólo ganan unos pocos privilegiados y privilegiadas y siempre pierden la mayoría de los trabajadores y trabajadoras. Barreríamos la judicialización continuada de los conflictos. Barreríamos el desprecio por el acuerdo y la solución negociada de las desavenencias cotidianas. Barreríamos las decisiones injustas adoptadas a sabiendas y los comentarios y actuaciones efectuadas con el único objetivo de congraciarse con los poderosos… ¡Si tuviéramos una escoba, cuantas cosas barreríamos!

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UGT EMASESA

Con el comienzo de la frase “hijos de ...” nos puede venir a la cabeza un sinfín de acompañamientos que en la mayoría de las ocasiones coinciden con insultos más o menos comunes. Pero en el caso que nos ocupa, nada que ver con el insulto directo, que no igual con el indirecto. Porque cuando  alguien se refiere a los “hijos de buena estirpe”, está excluyendo a los que supuestamente no lo son  y por lo tanto dando por sentado que hay “hijos de mala estirpe” .
Esta cuestión viene a colación de la caza de brujas emprendida contra los que posiblemente y según la definición de Rajoy, a quien pertenece el texto que vamos a  comentar, son “de mala estirpe” por enunciar frases ya reconocidas como desafortunadas y por las que ya se ha pedido perdón. A diferencia de los de “buena estirpe” que llevan años  insultando con  frases xenófobas, homófobas y machistas y no en 140 caracteres y por las que todavía estamos a la espera de que   pidan disculpas o que algún juez solicite su imputación como acaban de solicitar recientemente por el que debe pertenecer a “la mala estirpe”.
Debe ser que la estirpe es la que determina en la balanza el rasero por el que mide la justicia.
Y es por ello que, contra viento y marea los de “buena estirpe” quieren conservar sus privilegios y protegerse de los que claman por erradicar tan perversa y malvada dicotomía. Por eso desde tribunas conservadoras se escriben textos como el del Rajoy defendiendo la desigualdad. Esa desigualdad que les mantiene aislados de la realidad, viviendo en burbujas de lujo donde no les llegan los sonidos de las tripas de los niños que no      tienen que echarse de comer a la boca.

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UGT EMASESA

Las Elecciones Municipales ya se han celebrado. No obstante, el   proceso que llevará a la constitución de los nuevos equipos de gobierno aún no ha terminado. En general los resultados de los comicios del pasado 24 de mayo han  sido muy reveladores y, a ese respecto, Sevilla no ha sido una excepción.

Para la mayoría, para quienes hemos vivido con los pies en la tierra, los últimos cuatro años han sido muy duros. Por el contrario, para unos pocos, esos años no han significado más que una nueva oportunidad para seguir engordando a costa del resto, poniendo cada vez más distancia con el conjunto de la ciudadanía.

A pesar de los cantos de sirena de los últimos meses, de los espejismos anunciadores de mejorías ilusorias y de las voces autorizadas pero engañosas que aseguraban que todo iba viento en popa, mucha gente,  cansada de tantas mentiras, hemos       dicho ¡basta!
Hemos dicho basta a la desigualdad, a los recortes, a la codicia, a la prepotencia, a la corrupción, al saqueo de los esquilmados bolsillos de los trabajadores en favor de los grandes  bancos y empresas. Hemos dicho  basta a todo lo que nos impide vivir con un nivel de dignidad y bienestar     consecuentes con estos tiempos y no en unas condiciones que cada vez se van pareciendo más a las de la época feudal.

Con respecto a nuestra empresa, los días previos a las Elecciones hicimos llegar a los candidatos y candidatas un sencillo cuestionario para que nos expusieran su  programa para EMASESA. De los cinco grupos que conformarán el nuevo Ayuntamiento sólo dos optaron por contestar el citado cuestionario y han dejado claro cuáles van a ser los criterios que utilizarán para dirigir la empresa, llegado el caso.

A los dos nuevos grupos que se   incorporan habrá que darles un margen de tiempo razonable para que se posicionen, y después    opinaremos. El partido del gobierno en funciones, como en otras ocasiones, no ha considerado necesario o prudente comunicarnos lo que piensa y planea para nuestro futuro. Aunque no han dicho nada, no vamos en este caso a otorgarles el beneficio de la duda. Ya sabemos cuáles son sus principios rectores y no nos  quedan ganas de repetir la experiencia.

Desde esta Sección Sindical,  siempre hemos apostado por el diálogo, por el auténtico diálogo. Desde este momento, le hacemos este ofrecimiento a quienes vayan a   regirnos en los próximos años. Dicho diálogo, tiene que materializarse en mejoras concretas para todos los trabajadores y trabajadoras de nuestra empresa. Esto no sólo es necesario, sino que es absolutamente imprescindible.

Esperamos, pues, que el cambio sea posible y que quienes deben promoverlo no nos defrauden.

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