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UGT EMASESA

Nadie podía imaginar en la primavera de 2011 lo que iban a cambiar las condiciones laborales de     quienes trabajamos en EMASESA. En esa época, aunque ya hacía    algunos años que la codicia de unos  pocos (presentada al conjunto de la ciudadanía como una gran crisis económica) nos azotaba, los efectos de la misma aún no habían hecho   estragos en nuestro entorno.
Por esas fechas empezábamos a   preparar la Plataforma para el próximo Convenio Colectivo, cuya negociación fue atropellada por las primeras disposiciones legales tomadas por el Gobierno tras las Elecciones Generales celebradas el 20 de noviembre de dicho año.
Desde ese momento tenemos congelado el salario, cobrando a día de hoy lo mismo que en 2011, último año en el que  tuvimos aumento de sueldo. Pero no queda ahí la cosa, el Plan de Pensiones no ha recibido las aportaciones corrientes comprometidas (salvo una exigua cantidad el pasado año) e incluso hubo que    prestar dinero del Fondo de Acción Social para sufragar la Póliza del Seguro de Riesgo para los casos de invalidez y fallecimiento,  préstamo que aún no se ha        devuelto en su totalidad. La Dirección se ha venido escudando en las modificaciones legales para justificar sus actuaciones, pero lo cierto es que las ha interpretado de la manera más cicatera posible, siempre en nuestro perjuicio, negándose a   pagarnos la cláusula de revisión salarial del año 2011 pactada en el Convenio y  haciéndonos perder parte de la rentabilidad del Plan de Pensiones del año pasado, al empeñarse en pagarnos la pequeña aportación que nos correspondía a final de año en lugar de haberlo hecho a comienzos del mismo. 
Pero no sólo hemos perdido dinero. Hace cuatro años trabajábamos 1575 horas anuales y   ahora trabajamos 1657, 82 horas más, habiendo llegado a trabajar 1664 horas en 2013. Según la    Dirección este aumento de jornada es también consecuencia de los cambios legislativos, pero esto no es más que una verdad a medias. Lo cierto es que en otras empresas y en el propio Ayuntamiento esta medida se ha puesto en práctica con menor ensañamiento, limitándose a ampliar  media hora la jornada diaria en  algunos casos y, en otros, recuperando parte de los días perdidos al mismo tiempo que los recuperaban los trabajadores y trabajadoras de la Administración Central del Estado.
En estos años el empleo también se ha resentido. Ahora hay 792 trabajadores y trabajadoras en plantilla, se han amortizado 44 plazas y se ha producido también un número considerable de transformaciones de plazas básicas en otras de las Categorías superiores del Grupo Técnico-     Administrativo. Estas transformaciones, que han afectado fundamentalmente al Grupo Obrero, han dado como resultado una configuración de empresa en la que, cuantitativamente, priman las categorías superiores mientras que paulatinamente se va destruyendo su soporte básico, el citado Grupo Obrero, soporte y esencia fundamental de la empresa.
De igual forma, la promoción    profesional ha disminuido brusca y considerablemente, sobre todo en aquellas categorías a las que se accede por Concurso-Oposición. Por cierto, en el ámbito de los citados Concursos la última ocurrencia de la Dirección (ocurrencia que esperamos que no llegue a materializarse) ha sido plantear en la Comisión de Seguimiento del   Convenio que no se iba a permitir que se presentaran a los Concursos quienes tuvieran contratos eventuales. Esta medida claramente discriminatoria para todos los compañeros con contratos eventuales que cumplen los  requisitos fijados en Convenio para   presentarse a las pruebas, si llega a  producirse, afectará fundamentalmente a las personas con contratos de relevo, que en su inmensa mayoría aprobaron sin plaza las últimas pruebas públicas  y cuyas condiciones laborales han empeorado drásticamente en los últimos cuatro años.
También han recortado el crédito horario de los representantes legales de los trabajadores y trabajadoras. Esta medida ha afectado fundamentalmente a los Delegados y Delegadas de Prevención y al Presidente del Plan de Pensiones. Los primeros sólo disponen de tiempo para asistir a las reuniones de los Comités de Seguridad y Salud, para las Auditorias y las   visitas de los Inspectores de Trabajo. Han anulado también el crédito de horas estipulado en las Especificaciones del Plan de Pensiones para el Presidente y, para que   pueda seguir atendiendo el Plan       correctamente, lo hemos nombrado Delegado Sindical. Ahora todo el tiempo que este compañero    dedica al Plan de Pensiones  proviene de la bolsa de horas    sindicales de UGT, bolsa que con las medidas adoptadas por la Dirección ya había tenido una   merma considerable. A pesar de ello hemos considerado imprescindible la atención constante y personalizada que el compañero Presidente realiza en beneficio de quienes trabajamos en la empresa.
Por si todo lo anterior fuese poco hay que destacar también el deterioro constante de las Relaciones Laborales. No hemos podido alcanzar casi ningún acuerdo con la Dirección en esta ya     dilatada  penitencia que dura    cuatro años. Los asuntos que     hemos llevado a las diversas Comisiones constituidas no han dado fruto, tampoco hemos  logrado acercar posturas en los  órganos de mediación de conflictos y hemos tenido que  acudir con una frecuencia inusual a los Juzgados.
Este es el balance de estos cuatro años, pero como no hay mal que cien años dure, esperamos que  este panorama cambie pronto.

 

 

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