Imagen: ugt.es
UGT EMASESA
Las mujeres concienciadas llevamos mucho tiempo denunciando las escandalosas diferencias salariales entre mujeres y hombres. Hemos escuchado muchas veces que nuestras afirmaciones no se corresponden con la realidad y que en países avanzados, como el nuestro, es imposible que las mujeres ganen menos que los hombres por hacer el mismo trabajo. Nos hemos esforzado en explicar que la comparación no hay que efectuarla entre trabajos iguales sino entre trabajos de igual valor, concepto al parecer inaprensible para quienes tienen en su mano la posibilidad de atajar esas diferencias. Aunque la explicación es bien sencilla, inexplicablemente no se entiende o no se quiere entender. Trabajos de igual valor son los que tienen los mismos requerimientos. Para efectuarlos se necesitan las mismas capacidades, conocimientos y aptitudes. Un nivel de esfuerzo similar, tanto sea éste físico, mental o emocional. Debe efectuarse en unas condiciones de trabajo iguales y con el mismo nivel de responsabilidad. Siguiendo este criterio no debe valorarse de manera diferente el trabajo de una persona que trabaja en una empresa de limpieza (generalmente mujer), de otra persona que se dedica al mantenimiento de edificios (generalmente hombre). No debe valorarse menos una ocupación que otra, pero de hecho es lo que sucede, y se paga menos a las mujeres que a los hombres que efectúan estas tareas.
Cuando hablamos de brecha salarial, entre otras cosas hablamos de esto, y aunque haya quien se empeñe en negar la realidad esta se va imponiendo y abriendo paso. Así el propio Parlamento Europeo aprobó en Noviembre de 2008 una resolución en la que se establecía como prioridad la eliminación de las diferencias salariales entre mujeres y hombres, y planteaba el 22 de febrero como el Día de la Igualdad Salarial, ya que en ese momento se estimaba que las mujeres tendrían que trabajar 1 mes y 22 días más al año para ganar lo mismo que los hombres por un trabajo de igual valor.
La situación no ha mejorado desde 2008. La crisis también ha dejado sentir sus efectos y los últimos datos son un reflejo claro de esta afirmación. La Encuesta Anual de Estructura Salarial publicada por el Instituto Nacional de Estadística refleja que la Brecha Salarial en nuestro país sigue agrandándose. En 2008 situaba en el 22% y ha aumentado hasta el 24% en 2012.
UGT EMASESA
En el número de Diciembre, en la sección Tus Dudas Tienen Respuesta, respondiendo a la pregunta de un compañero sobre los gastos derivados de la celebración de los aniversarios de EMASESA, dimos cuenta, grosso modo, del tipo y número de eventos realizados a esos efectos. Pero también decíamos que el ingente número de actos realizados a ese fin quizá se quedaran cortos si tenemos en cuenta la cantidad de otros acontecimientos o actividades que la empresa ha venido patrocinando desde hace ya más de tres años, comentando asimismo que intentaríamos dar cuenta de éstos en un número posterior. Así que, ¡aquí va!
Pero como el número de los mismos excede con creces al espacio con el que contamos, será necesario ir relatándolos, también, en números sucesivos.
Ilustración: periodismohumano.com
UGT EMASESA
Un reciente estudio del CIS ha desvelado que el 33% de los jóvenes entre 15 y 29 años consideran inevitable controlar a sus parejas y que es aceptable que en algunas circunstancias se les impida que traten a su familia o amistades, no permitir que estudien o trabajen y decirles las cosas que pueden y no pueden hacer. Según este estudio 1 de cada 3 jóvenes españoles conviven con naturalidad con estas actitudes de intolerancia y dominación cuyas consecuencias pueden ir desde el maltrato psicológico al asesinato. Esta juventud, cautiva del sistema patriarcal que domina desde hace miles de años, es víctima de una sociedad que en lugar de caminar hacia adelante lo hace hacia atrás, eliminando asignaturas como “Educación para la Ciudadanía” con la que se pretende educar en la igualdad de género y en el respeto a la diferencia.
Esta juventud sigue reproduciendo antiguos roles que se creían superados, por lo que será siempre poco el esfuerzo de instituciones y gobiernos, para mutar comportamientos, al menos en teoría, por la mayoría rechazados.
Así este estudio no es más que la punta del iceberg de un grave problema social que asola nuestra sociedad. Iceberg que flota sobre un mar de 765 asesinatos de mujeres a manos de criminales no lo suficientemente denostados. Asesinatos que arrastraron con ellos, a niños y niñas convertidos en huérfanos a los que se les rompió la vida.
¿Es imaginable la conmoción social que provocaría el titular: “765 futbolistas han sido asesinados en España desde el año 2003”? ¡Que golpe recibirían las conciencias si se publicara: “765 sacerdotes asesinados desde 2003”! ¡Cuántas manos se echarían a la cabeza al leer: 765 médicos asesinados desde el año 2003”! Pero no han sido futbolistas, ni sacerdotes, ni médicos. Han sido mujeres, personas que igual pertenecían a grupos profesionales determinados o a organizaciones concretas a las que el terrorismo machista les ha arrebatado la vida. Y no pasa nada, al igual que pasó desapercibida la concentración del 26 de enero en Sevilla desde la que se pretendió, en silencio, gritar el fin de este terrorismo que parece cosido al ADN de nuestra sociedad y como todo lo genético: inevitable.
Una media de 64 mujeres son asesinadas al año por asesinos en serie que como tales habría que tratar. Tienen perfiles concretos, actúan de la misma manera y siguen similares procedimientos. Es hacia estos potenciales criminales a los que habría que dirigir las campañas de concienciación, sensibilización y educación. A estas alturas son ya pocas las mujeres que no reconocen cuáles son sus derechos y donde radica la igualdad. Es a ellos a los que hay que convencer de que la mano que menos aprieta es la que más agarra, que la dignidad radica en el respeto al otro y que las dependencias e inseguridades no se arreglan con la violencia.
